jueves, 29 de abril de 2010

Represión con cara lavada en la Metropolitana

(AW) El jefe de la policía Metropolitana, Eugenio Burzaco, encargado de la represión en Neuquén, que termino con muerte de Carlos Fuentealba, anuncio purgas en la "nueva policía". Pero la oposición progresista crítico la medida, en algunos casos con sentido constructivo. A continuación el análisis de Correpi.

 

 Buenos Aires, miércoles 28 de Abril de 2010 (CORREPI) El diario de mayor circulación del país tituló: "Cambios en la Metropolitana: la oposición relativizó el anuncio de Burzaco". En el copete, los opinantes "opositores" suman críticas y soluciones, siempre saludando el plan macrista de que la ciudad debe tener y mantener una policía propia como parte del aparato represivo necesario para ejercer el control social que los gobiernos, cualquiera sea su pertenencia partidaria, necesitan para garantizar esa gobernabilidad tan necesaria.

¿Cuáles son las soluciones que el "progresismo" aporta para "afianzar y articular el trabajo de la metropolitana y mejorar su performance"?
 

Uno de los "opinadores progres" es el diputado lozanista Martín Hourest, el mismo que fue ministro de gobierno de la intervención al mando del radical-menemista Ramón Mestre en la provincia de Corrientes, después de la masacre ordenada por el gobierno de la Alianza UCR-Frepaso en diciembre de 1999, al costo de dos muertes y centenares de heridos de bala. Hourest, autodenominado "el hombre de Storani en la intervención" (sic), fue el encargado de ofrecer a las familias de Mauro Ojeda y Francisco Escobar, los dos asesinados por gendarmería en el puente Gral. Belgrano, subsidios y otras prebendas para frenar la denuncia pública y la movilización contra la represión.

Hoy, convertido en el gran "progre" de la ciudad, el ex funcionario de la Alianza propone nuevas purgas en la Metropolitana, explicando que "aún queda una parte sustantivas de la Policía anterior", en alusión al primer jefe de la Metropolitana, Jorge Palacios, y sosteniendo que, si se van los que vinieron con El Fino, el problema quedaría arreglado. Pero aún hay mas, cuando le preguntan sobre el actual jefe de la Metropolitana, cuestiona que se hable de una "policía de proximidad con tan pocos efectivos" y se refiere los agentes que ya hay en la calle como "paseadores armados", de lo que se desprende que el diputado cree que es necesario un mayor número de policías, con mayor poder de fuego.

Mientras tanto, Gonzalo Ruonova, diputado por el Bloque Nuevo Encuentro, del "progresista" Sabatella, propone articular una nueva reforma para que los desplazados jefes sean reemplazados por civiles en los lugares que dejaron los dados de baja. Nada distinto a la purga con posterior reforma a la Arslanián en la provincia de Buenos Aires durante el gobierno de Felipillo Solá, que solo sirvió para que civiles surgidos de la misma clase política compartan los negocios policiales en las departamentales en esa jurisdicción.

La metropolitana es otro ejemplo de que con purgas, nada se soluciona. Se fue El Fino Palacios, investigado en el marco de la causa AMIA y el espionaje, y la metropolitana siguió su curso como brazo represivo del estado. Su sucesor, Osvaldo Chamorro, también cayó por las escuchas ilegales. Ahora está al mando Burzaco, preparado para intervenir reprimiendo en cuanto conflicto social se le presente al macrismo en la ciudad, mientras el progresismo se dedica con todo énfasis a articular "una solución más presentable y efectiva" por si en algún momento recuperan el gobierno local.
 

Sin sacar los pies del plato, dentro del sistema, manteniendo y sosteniendo la necesidad de una fuerza represiva del estado para seguir mejorando "la seguridad", con palos y represión.

·         Fuente: CORREPI

 

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