lunes, 23 de enero de 2012

Denuncian grave situación en la Penitenciaría Nº 5

23 de Enero de 2012

A través de un documento remitido a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner

Denuncian grave situación en la Penitenciaría Nº 5

La militante social galardonada por el Gobierno de Córdoba por su defensa de los derechos humanos, Adriana Revol, describió en su misiva las penosas condiciones en que estaría funcionando la unidad penal de barrio Belgrano

Bajo el título, "Señora, ¿usted viviría en estas condiciones?", la militante Adriana Revol (DNI: 12407020) de la coordinadora Anticarcelaria Regional Córdoba (organización que cuenta entre sus integrantes a los villamarienses, Vecinos Autoconvocados Contra los Abusos Policiales - VACAP), elaboró una misiva que remitió a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y en la cual se describen las penosas situaciones por las que estarían atravesando los internos de la Unidad Penitenciaria Nº5.
"Señora, en la cárcel de Villa María las celdas tienen dos metros y medio por cuatro y medio, y en ellas conviven un mínimo de cinco personas, varias tienen seis o siete, hasta ocho seres humanos por celda", indica el texto.
"Imagínese pasar las 24 horas del día conviviendo con seis o siete compañeros, que usted no eligió, en un ambiente tan reducido que el espacio que a usted le corresponde sea solamente del tamaño de su colchón (o para hablar con propiedad, el pedazo de goma espuma, que brinda el servicio penitenciario)", dice Verón.
"En estos pabellones las ventanas no existen, sólo ventiletes de dos metros de largo, por treinta centímetros de ancho. O sea que la luz es casi siempre artificial", revela la producción a la que tuvo acceso este medio.
"Nadie pretende la calefacción o el aire acondicionado, pero sí una ventana por donde entre un poco de aire y de luz. Si usted estuviese acá y se sintiera un poco asfixiada, seguramente intentaría salir a caminar un poco, aunque más no sea para que no se le atrofien los músculos. Pero resulta que el pasillo es de dos metros de ancho, por cuarenta de largo, por donde transitan permanentemente, más de cincuenta personas", señala la militante social para luego añadir: "También allí están los calentadores (muy precarios, realizados con un ladrillo y una resistencia), que sirven de cocina y algunos bancos. Eso hace que en este espacio común, no se pueda circular."
La carta además advierte que "al patio sólo se puede acceder una hora por día, pero ninguna, los días de visita, o sea sólo tendría, cuatro horas semanales de patio. Entonces, estaría usted imposibilitada de tener actividades físicas, hasta imposibilitada de caminar". "Tienen que estar muchas horas del día en la cama (los que no duermen en el piso y tienen que levantar el colchón durante el día), porque no tienen otro espacio. De esta manera no sólo el físico se atrofia, también su salud mental. Se les debilita la voluntad al tener que estar acostados tanto tiempo, como si estuvieran enfermos. Terminan enfermándose. Y no creo que esa sea la idea", precisa el manifiesto.
"Los miércoles, sábados y domingos, son días de visita, un día mejor para algunas personas. Pero los que no tienen a nadie, se tienen que quedar en el pasillo, todo el día, y si la visita que ingresa es mucha, como los días de visita general, los menos favorecidos, deben permanecer en donde están las duchas", se subraya también en el escrito.
Al respecto de esta situación, la autora de la carta se pregunta y responde, "¿qué sucede si la persona está enferma? ¿o no se siente bien por alguna razón? Suceda lo que suceda, tenés que estar todo el día fuera de la celda, tenés que aguantar, no hay otra".
"En Villa María, algunos pabellones, tienen sólo un baño con tres inodoros y dos duchas para más de cincuenta personas.
Sólo serían necesarios algunos humildes baños, y que funcionen, que hagan que las personas se sientan un poco más dignas", se puede leer en otro tramo del documento enviado a la mandataria nacional.

Trabajo esclavo

"La mayoría del trabajo de esta cárcel es coser pelotas para las fábricas de alrededor, y ese es un trabajo que se hace en el pabellón. Algunos pocos pueden salir a trabajar a la panadería o en albañilería (construyendo su propio encierro). Pero ninguno de ellos gana más de 300 pesos", remarca Adriana Revol.
"Todas las personas que tienen el privilegio de ser explotadas, cobran en negro. Les pagan una miseria, usted ¿cuánto tiempo viviría con ese salario, para qué le alcanzaría? Pero señora, como usted ya sabrá que la explotación laboral, en todas las cárceles del país, el despotismo, no varía mucho de una cárcel a otra. La esclavitud es la misma", enfatiza la integrante de la coordinadora Anticarcelaria.
"Habría que llamar a la AFIP, para que compruebe la trata de personas", redondea antes de recordar que "aunque la Ley 24.660, dice que todas las personas privadas de la libertad, que trabajan, deben cobrar un peculio equivalente a un salario mínimo vital y móvil. Entonces me pregunto, ¿quién se queda con ese dinero?".
"Pero aparte de cobrar una miseria, su único proveedor allí es la cantina, que está concesionada a Santiago Cabezas, que por tener un mercado 'cautivo', vende al precio que quiere, y por supuesto vende en negro", denuncia la distinguida por su labor humanitaria.
"Las personas que están allí apartadas, puede que hallan cometido un delito, y por eso se las condena, pero al estado, que es reincidente por omisión, ¿quién lo condena?", concluye.

Comunicarse, imposible

En su descripción de la unidad penal villamariense, la denunciante aborda ahora el que tiene que ver con la relación con sociedad extramuros.
"La comunicación con el exterior es como una misión imposible, ya que se dispone de un solo teléfono público, para todo un pabellón, y a veces no funciona. ¿Como haría usted para comunicarse con su familia?", afirma la autora del texto.
"Y si usted estuviera confinada en este centro de detención, donde tantas cosas ilegales suceden, no creo que le vaya a gustar que su hija y su hijo la visiten, o su madre, si tienen que pasar por la requisa vejatoria, que pasan nuestras familia. Sospecho que le molestaría mucho que sufran la humillación de ser desnudados, y humillados constantemente", acota.
"Considero que los jefes de seguridad, como Barrionuevo en este caso, hacen lo que quieren porque son totalmente impunes. No les importa cuántos kilómetros hicieron para poder llegar, como tampoco tiene reparos en la edad, puede ser una niña, como una anciana", opina Revol.
"Tampoco les interesa que problemas de salud tienen, pueden ser discapacitados, o mujeres embarazadas, igual van a tener que esperar horas en la lluvia o al sol, para entrar y sufrir todo tipo de maltrato de parte de los requisadores", agrega a lo dicho.
" (...) aquí es muy necesario, para poder sobrevivir a la pésima alimentación y la casi nula atención médica, y si tuvo la fortuna de que algún especialista la atienda, mejor que no necesite medicamentos, porque en las cárceles no existen, salvo aspirinas y a veces ni eso", también señala la ideóloga del manifiesto.

Gran fracaso, mejor negocio

"Si usted se interesa un poco, se dará cuenta que las cárceles son un gran fracaso, y algunos ya nos hemos dado cuenta que también son un gran negocio", asegura la militante.
"Si usted visita este centro de reclusión va a poder aclararle a la población, que no los mantiene el Estado, ni los alimenta (lo que se da allí, no se puede llamar así) no les dan ropa ni de cama ni elementos de limpieza, de todo eso les proveen los familiares, haciendo grandes sacrificios, y compartiendo lo poco que tienen, y lo que la requisa deja sano", expresa.
"Cuando se dice que cada persona encerrada, le cuesta al Estado, más de tres mil pesos por mes, la gente cree que es cierto, no sabe que a ellos les llega como poco, casi nada, ignorando así las condiciones infrahumanas en la que viven", añade.
"Sería muy importante que usted se preocupara por saber qué sucede con esos fondos, y con lo producido en los talleres y fábricas que maneja el servicio penitenciario", indica.
"No creo que los jueces, que tienen la obligación de velar por ellos, ignoren las condiciones en la que viven allí adentro", considera.
"Esta cárcel sólo es una muestra de lo que son todas las cárceles del país. Las condiciones de detención existentes atentan contra los derechos fundamentales de las personas privadas de la libertad", manifiesta Revol para concluir.

Compromiso y lucha por los derechos

Adriana Revol, autora de la carta dirigida a la presidenta de la Nación, fue distinguida meses atrás por la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Córdoba, por medio de la Subdirección de Derechos Humanos de Minorías y Lucha Contra la Discriminación y la Subdirección de Asistencia a Víctimas del Delito.
La militante que integra la Coordinación Anticarcelaria, estuvo entre las personas y organizaciones que se han destacado en su trayectoria en la defensa y promoción de los derechos humanos.
Cabe recordar que Revol, entre sus tantas acciones de apoyo a recluidos, estuvo presente en Villa María durante febrero de 2011.
En aquella oportunidad y en calidad de coordinadora extracarcelaria, visitó a Roberto Ramón Oliva que en el marco de la huelga de hambre que protagonizaba, se cosió la boca.
Respecto a este y otros casos que se complican por las negligencias del sistema carcelario, Revol sostuvo ante nuestro medio que "el único derecho que pierde la persona que cumple una pena es el de la libertad, pero los otros no".

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